12 agosto 2010

En Una Temporada

 El invierno es mi temporada preferida cuando estoy en el Caribe y el otoño cuando estaba contigo. Muchos dirían que para empezar una carta debemos de incluir una series de paso los cuales obvie por razones desconocidas o simplemente porque no me interesa en lo mas mínimo que disfrutes de mi estado, de que oigas mi llantos, no por ti claro, no te creas tan importante, solo porque fui levemente feliz contigo y empezaba a ver una vida ligeramente diferente a la que había vivido estos 16 minutos antes.

 Discúlpame por ser tan hipócrita en esta carta, poniéndote como lo más grande que me ha sucedido, yo soy lo mejor que tu ojos podrán  ver y verán en lo que te queda de existencia, lo puedes escribir en roca si es necesario, porque hacerle eso a aquel que te enseño como desaparecer en medio de todo y no desperdiciar momento alguno es una canallada, a veces pienso que de cierto modo me hiciste un favor, a fin de cuentas tu misma me ayudaste a desacerme de ti.

 Pero no seamos tan duro contigo, no tienes la culpa de poder con algo como yo, algo técnicamente superior a lo que tus retinas pueden soportar, a veces olvido como te encontré y nunca olvidare como te dejé. Ella sabe quién es, tuviste con lo mejor y lo dejaste por algo que lucía superior.

  Ya no puedo caminar tranquilo, ya no puedo pensar, solo siento esta cosa dentro de mí, no quiero que pienses mal de mí pero cuando estuve contigo sentí unas cuantas emociones leves pero emociones, ahora que no estás navego en un rió de sentimientos que rozan con la amargura. Te amo lo necesario y no quiero herirte pero circulo es circulo, cuadro es cuadro, y si actúas como perra, perra te llamo.

M.A.C

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha gustado